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Nuno Crato, innovar en educación no siempre es progresar

Una marea de docentes se está alzando contra la forma de enseñar

El exministro de Educación de Portugal es algo escéptico respecto a la revolución de las TIC en la educación. Crato, licenciado en Economía y doctor en Matemáticas Aplicadas, es conocido por divulgar la necesidad de la mirada científica para guiar los cambios en los sistemas educativos. No se identifica como político a pesar de haber sido ministro de Ciencia, Tecnología y Enseñanza Superior de Portugal entre 2011 y 2015, periodo en el que consiguió subir el ranquin del país en las pruebas PISA y TIMSS. Con precaución y algo de dulzura apunta evidencias dolorosas en el panorama de la enseñanza europea y mundial. Hay un mal común que crece y se expande: el empeoramiento de la lectoescritura y del rendimiento académico de los estudiantes.

«La educación no es un producto que funciona o no,

son niños que no aprenden lo que deberían aprender», Nuno Crato

En la entrevista, Nuno quiere dejar claro que la innovación por sí misma no es una pócima mágica que conseguirá revertir todos los estándares educativos que se han perdido antes, durante y después de la crisis sanitaria global. Según sus propias palabras, la educación no es un producto que funciona o no, son niños que no aprenden lo que deberían aprender.

Vídeo realizado en el EnlightEd 2022, Madrid

¿Por qué los profesores se rebelan?

Nuno Crato estará en Barcelona el próximo sábado, 26 de noviembre, en el II Congreso de Expertos Docentes organizado por Fundació Episteme, una organización de profesionales de la docencia que abogan por una recuperación del conocimiento básico y profundo como base del desarrollo competencial del alumno. Reciben críticas como que promueven una educación excluyente de alumnos menos favorecidos, pero defienden que el conocimiento no debe desaparecer para facilitar el paso al siguiente nivel académico, erradicando así,de un plumazo, el problema del fracaso escolar. Estos profesores rebelados dicen que hay que trabajar en la metodología y mejorar la atención individualizada de cada alumno que lo necesite, sea cual sea su origen o procedencia, pues todos merecen acceso al conocimiento básico para poder desarrollarse como personas críticas e independientes. Algunos docentes han dejado de sentir que lo son y abandonan su profesión quemados por no poder ayudar a sus alumnos con tiempo, espacios y herramientas adecuadas. En ocasiones, perciben que la escuela ha dejado de ser un lugar donde aprender para convertirse en un espacio de guarda y protección de menores, donde la labor docente está, ahora, más cerca de la de monitor de ocio y tiempo libre con la nueva misión de entretener a los alumnos hasta que se hagan adultos.

La educación un reflejo de la sociedad, y somos lo que somos y no lo que nos gustaría ser

Los modelos educativos europeos se han sincronizado con las pautas de Europa, pero no todos los países tenemos los mismos antecedentes de escolarización.  A España le faltan unos 150 años de escolarización obligatoria que todavía nos pasan factura. Corría el año 1619 cuando Felipe III ordenó que se suprimieran los estudios de latinidad en los pueblos y zonas rurales porque se había detectado que los hijos de los labradores que acudían a las escuelas desatendían las ocupaciones para las que habían nacido (Cárceles, 1987). El miedo a que la enseñanza de calidad alterase el equilibrio social del momento propició que los que ostentaban el poder decidieran dificultar el acceso a niveles superiores de estudios y cancelaran las escuelas que se habían creado en la etapa anterior. España entró en un empobrecimiento y relajación moral durante casi tres siglos, mientras los grandes Estados europeos reinventaban la escuela elemental y reconstruían una nueva metodología didáctica, generadora de valor social y económico.

Otra tendencia corrosiva en nuestro sistema administrativo y político es la falta de consenso por una educación auténticamente pública, equitativa e inclusiva

A pesar de internet y del currículum por competencias, ese temor continua y se refleja en el color y el origen de nuestros políticos. Nos falta criterio cromatológico en el origen de los políticos, y añadiría que también en el de los docentes, porque todavía no he visto claustros con profesores de origen inmigrante que conozcan lenguas africanas o que lleven hiyab. Resulta fácil hacer planes de inclusión y acogida para los otros, pero es más complicado buscar evidencias del sentimiento de inclusión real entre los equipos docentes de más de un centro.

Docentes-escuela-Estado, cada elemento justifica la existencia del otro

Aparte de los 150 años de atraso escolar, convertidos en algo endémico en nuestra cultura, hay otra tendencia corrosiva en nuestro sistema administrativo y político: la falta de consenso por una educación auténticamente pública, equitativa e inclusiva. La política educativa es una lanza para derribar al partido de la oposición, sea cual sea, las legislaturas son un torneo medieval donde siempre hay bajas en forma de generaciones de alumnos que sufren las consecuencias de la experimentación neoliberal y de la deriva que desarrollan los políticos, con base en criterios que parecen venir de un más allá incuestionable llamado Europa. Y es que los otros países europeos parecen más listos, más educados que nosotros, que por fin hemos superado la vida rural en pro de una vida urbana avanzada e inundada de pobreza extrema e inmigración desahuciada, que hay que mantener entretenida para que no progresen como ciudadanos de primera.

Personalmente, creo que el mal común que crece de forma descontrolada es la pobreza. Las nuevas formas de exclusión social son un cáncer en plena metástasis para toda la sociedad y la educación una simple tirita, incapaz de sanar tantos tejidos afectados. Esta pandemia social no solo implica a los docentes quemados y hastiados, está afectando a los alumnos y a su salud. El problema es mucho mayor que el abandono escolar, es el abandono de la vida. Los adolescentes no es que no quieran estudiar, es que ya no quieren vivir. Once jóvenes se suicidan cada día en nuestro país, en lugar de ir a la escuela. Una realidad terriblemente dolorosa, una impotencia para la que no hay tirita sanadora ante esa epidemia de desesperación, así que a quién le importa si tu hijo aprueba o suspende y si el conocimiento es verdadero o no, cuando la opción de futuro de tu hijo es la muerte. No es demagogia, es realidad y un grito para tomar en serio el hecho de que una educación abandonada y precaria también mata.

Nos queda la esperanza de personas como Nuno Crato, que desde la visión científica y pragmática, y una envidiable serenidad, pueden marcar el camino hacia nuevas didácticas operativas e inspiracionales para los docentes, abandonados en un cayuco en mitad de un océano de enseñanza a la deriva.  

Fuentes

Cárceles, C. (1987). «Gracián: la pedagogía del triunfo», Historia de la Educación, 6, 171-182.

Foto y vídeo: INÈDIT AGENCIA

II Congrés d'Experts docents

Nuno Crato

Artículo de Àngels Gallardo

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