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CICAE aborda los retos de la figura del orientador escolar

España necesita 20 000 orientadores más en las aulas

El orientador educativo o escolar es el profesional encargado de velar por el bienestar del alumnado, apoyando en la gestión de las dificultades académicas que puedan surgir, en el asesoramiento a los docentes en las adaptaciones, metodologías y recursos de los que disponen, y en el acompañamiento a las familias; además de encargarse de la puesta en marcha de los planes de convivencia, de supervisar el estado de la salud mental de los jóvenes, y de la activación de la multitud de protocolos que existen cuando sea necesario.

Desde 1970 la Ley General de Educación obliga a los centros a contar con un orientador escolar

A pesar de que desde 1970 la Ley General de Educación incluyó la figura del orientador en los colegios e institutos de toda España, se trata de una figura muy invisibilizada todavía y cuya función es poco valorada. Así se ha concluido en la primera jornada de CICAE Orienta organizada por la Asociación de Colegios Privados e Independientes CICAE. Con este proyecto la entidad pretende crear una comunidad de aprendizaje y promover el intercambio de experiencias entre los profesionales de los departamentos de orientación de sus colegios.

En España hay 10 000 orientadores educativos en los colegios, cuando debería haber 30 000

Las recomendaciones de la UNESCO enfatizan la importancia de contar con un orientador por cada 250 estudiantes, pero en España se estima que hay un total de 10 000 orientadores activos en todo el territorio, uno por cada 700 aproximadamente. Incluso, en algunas comunidades autónomas hay orientadores itinerantes en Educación Primaria, que tienen a su cargo varios centros, mientras que en la etapa de infantil no se cuenta con ningún orientador; una reclamación histórica de los y las profesionales de la psicopedagogía, que consideran que la orientación debe iniciarse desde el momento mismo en el que un niño o niña entra en el sistema educativo.

El nivel de complejidad de las problemáticas que tienen que gestionar los y las profesionales de la orientación en la actualidad ha aumentado y cada vez exige de más recursos. De hecho, España debería tener el triple de orientadores que ahora para cumplir con la recomendación de la UNESCO. Además de la visibilidad de la relevancia de su labor, estos profesionales necesitan más formación y apoyo, pues tras el confinamiento se ha visto cómo la pandemia ha disparado los problemas de salud mental entre los jóvenes. Muestra de ello son los datos que revela el informe de 2021 de la Fundación ANAR, según el cual las consultas telefónicas de niños, adolescentes y sus familiares con respecto a motivos relacionados con la salud mental han aumentado en un 54,6 % con respecto a 2020.

Son muchos los factores que han obligado a que las funciones del orientador escolar se vuelvan más multidisciplinarias y mucho más necesarias. La gestión de la diversidad es uno de los retos que plantean las sociedades modernas. En palabras de Elena Montaña, orientadora de Escuela IDEO, «requiere estar atentos a las necesidades específicas del alumno, formar al profesorado en la prevención, comunicar y empatizar con las familias y acompañar en el desarrollo emocional».

«Es vital comunicarse con las familias para que comprendan sus necesidades, priorizar su felicidad y el desarrollo de habilidades sociales, más allá de centrarse solo en lo académico»

Así pues, no se trata solamente de orientar académicamente. Como destacó en su intervención Elena López Cobeña, doctora en Psicología y especialista en Alta Capacidad y Desarrollo del Talento en la Universidad Camilo José Cela, es fundamental cuidar el bienestar emocional de estos alumnos. Por ejemplo, en el caso de la orientación de alumnado con altas capacidades, López resalta que «es vital comunicarse con las familias para que comprendan sus necesidades, priorizar su felicidad y el desarrollo de habilidades sociales, más allá de centrarse solo en lo académico».

Otra de las problemáticas debatidas entre los presentes en la jornada organizada por CICAE es el acoso escolar; una cuestión que preocupa cada vez más a familias y docentes y cuyas consecuencias pueden llegar a ser catastróficas si no se hace una prevención y detección precoz. De hecho, se dedicó una mesa redonda para tratar esta temática, y en ella varias orientadoras compartieron prácticas que les están ayudando a crear buenos climas de convivencia y a trabajar desde la prevención. Consideran que involucrar, acompañar y empoderar la figura del docente ante este problema es determinante en situaciones de conflicto.

«Las familias deben involucrarse mucho más en los problemas que nos plantea esta sociedad»

Por su parte, José Antonio Luengo, coordinador del equipo de apoyo socioemocional de la Unidad de Convivencia y contra el Acoso Escolar de la Subdirección General de Inspección Educativa de la Comunidad de Madrid y decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, abordó las responsabilidades de los centros educativos ante el acoso escolar. Destacó que «es vital la comunicación, entender y razonar con los jóvenes para comprender sus circunstancias y ayudarles en la superación». También expuso que la sociedad delega la responsabilidad de los problemas de los niños en la escuela, y la escuela lo hace en estos departamentos; «las familias deben involucrarse mucho más en los problemas que nos plantea esta sociedad», subraya.

Fuentes:

https://www.cicae.com/cicaeorienta-aborda-retos-actuales-de-los-orientadores-escolares/

https://www.aepap.org/sites/default/files/pag_23_31_aumento_trastornos_mentales.pdf

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